domingo, diciembre 28, 2008

Tres habitaciones en Manhattan - Georges Simenon

El libro entero se cierra sobre si mismo, se completa, al finalizar la lectura. No hay cabos sueltos. Además Simenon es el rey de la descripción con analogías perfectamente seleccionadas, con la mención precisa de detalles que uno descubre en ese instante que no podrían haber faltado y de haberlo hecho, habría sido otra la escena y otro el relato y la percepción y el libro entero. Y nada sobra. todo es una muestra de la altura de su pluma. Como lo es también su maravillosa capacidad para internarse en la mente de los personajes y transcribir sus pensamientos así, chocando abrupta y visiblemente con sus acciones, como en la vida.

Esta es una gran historia de amor que ocurre en medio de Nueva York. Esta es la real historia de amor, de ese amor ensuciado, por el recorrido anterior y erróneo, y por lo tanto más fuerte, más salvaje; que ocurre en medio de Nueva York y "su brutal y tranquila dejadez". Todo circundado por bares y un subway que no es alternativa de traslado a ninguna parte. Una historia que pudo ocurrir en Santiago como en cualquier capital en que la soledad habita en pequeñas habitaciones y se niega a que sus propietarios alcancen otro estado y sean salvados, compensados, devueltos. Y un golpe despiadado y pérdido que habla de una época y una forma de entender el mundo que habitó hace años y que presiento es la firma del autor.

Magistral es el relato escondido y ese demostrarnos que nunca se podrá descubrir, con toda seguridad, el final.

"Y él se quedó ahí, desamparado, en medio del cuarto, que estaba, como él había querido, en desorden, con su amor en la punta de las manos vacías."

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