jueves, septiembre 15, 2011

Antología breve, de Andrés Morales

Presentación del libro en septiembre de 2011

Antes que nada quiero referirme brevemente y desde la emoción al homenaje de Andrés a su madre, que es la publicación de este libro Poemas/ Pjesme de RIL Editores y que me parece es un gesto de amor difícil de igualar, que habla acerca de quien es Andrés Morales, de su nobleza. Este libro es un diálogo único, un encuentro espiritual a través de la poesía, que se materializa en versos y en un canto común. Sólo puedo decir acerca de este gesto que quisiera entregar algún día un homenaje de esta magnitud, con este alcance, para retratar y dar a conocer mi cercanía con alguien, mi lenguaje común; nuestra poesía.

Respecto a la Antología Breve de Andrés Morales de Mago Editores.


Existen poetas, músicos, pintores, que ciertamente tienen como objetivo y además la capacidad de transformar nuestra percepción de la realidad, sumándonos a su propio asombro e intensificando nuestras sensaciones, sentimientos, estados de ánimo. Y en un segundo somos por decirlo de alguna manera "modificados por la obra" y adquirimos la posibilidad de ver cosas que antes no veíamos, de recordar cosas olvidadas, de sentir incluso (si es que antes hemos perdido ese capacidad). La intención primera aquí del poeta, es cambiar al sujeto, modificar su estado de conciencia, remecerlo.

Otro poetas, en cambio, parecen tener un objetivo distinto. Y entonces además de lo anterior o a veces en vez de lo anterior, tienen como objetivo el crear nuevas realidades y son capaces de ello. Y ahora es la "gran obra" la que se transforma. Este propósito personalmente me parece mucho más difícil que el primero, sin desmerecer las dificultades que tiene el primer intento. Pero crear una nueva realidad y sólo entonces, abrir un ventana intrusa a través de poemas, y permitir que el lector vea un mundo personal y siempre por supuesto misterioso, para mi es un intento mayor y a la vez menos reconocido en el corto plazo.

Andrés Morales a través de su obra, que se reduce aquí en esta antología breve, abre una ventana hacia una realidad personal y regala ese universo al lector.

Comencemos diciendo que una mirada nueva nos transforma siempre en extranjeros, he intentamos entonces adecuarnos (como si miráramos de pronto el sol de frente entre los árboles), y buscamos entender los símbolos, codificar las señales, sentirnos cómodos lo más rápido posible. Lo que pasa por empatizar con el ambiente, por sentir que comprendemos finalmente quienes somos, donde estamos; ser y tiempo.

Encuentro en los versos de Andrés una preocupación absoluta acerca del lenguaje y desde el lenguaje. Y a través de su canto converso con Humberto Díaz Casanueva, con Anguita, encuentro a Borges, Rojas, Huidobro. Descubro a Lorca.

Pablo Neruda, aprovechando que estamos en su casa, en su discurso para recibir el premio Nobel de literatura, dice dos cosas que de pronto me parecieron que tenían directa relación con esta antología, con la poesía y con el poeta Andrés Morales y que eran por lo tanto importantes de mencionar porque entran directo en el tema del ser, que me parece es una de las grandes búsquedas de esta poesía.

La primera frase: Todos los caminos llevan al mismo punto: a la comunicación de lo que somos.

El canto de Andrés es, para mi, un tanto oculto, difícil de descifrar, pero a las vez cierto; como el grillar de un grillo en una noche sin luna. Un son metálico, rítmico; certero y triste también, pero de una tristeza imposible de traducir, imposible de abarcar.

En estos poemas se visita un mundo en donde el tiempo es algo difuso, como una neblina en la carretera del cualquier poema y Dios, Dios parece haber creado este mundo detenido con algunas copas de más. En los poemas de Andrés Morales Dios duerme, probablemente una vieja resaca, una joven desidia.

Con un vocabulario terrenal más que abstracto, Andrés Morales se enfrenta al radical problema de la soledad del ser, de esa soledad terrible frente al paso del tiempo. En estas hojas la naturaleza y los objetos se desordenan y desconciertan y se transforman en múltiples voces que presienten, que niegan o abandonan, provocando el ambiente del canto.

Y entonces Andrés, te pregunto: ¿Qué sabor inexacto de comedia llevas puesto como un O'Neill eterno, detenido en el tiempo?¿Qué búsqueda reciente en tus poemas, como comenzando siempre, con el peso duro de una cosmología cristiana que marca ciertas profundas interrogantes, presente en imágenes y en una virtud un tanto a destiempo? Y todo rodeado por varias botellas que hablan de soledad, de un descorchar triste, sin la fiesta detrás, sin los amigos.

Pero ¿cómo comunicar lo que somos si estamos en el proceso de crearlo, si estamos construyendo recién nuestro fantasma?

Y aquí la frase dos de Neruda: Nosotros mismos vamos creando los fantasmas de nuestra propia mitificación.

Y en esto quiero detenerme un segundo, porque Andrés es un personaje singular, todo en él parece ser poesía. Todo su ser parece estar enfocado en esta tarea. Y entonces en su caso si, me parece, es necesario mencionarlo para poder entender su obra, porque existe una relación muy potente entre su personaje, toda una suerte de anécdotas que el guarda y comparte y la construcción del poeta Andrés Morales. Un poeta prolífero, serio y dedicado a trabajar la palabra y a la vez lleno que vida poética, de relaciones y nexos con el mundo de la poesía. Andrés parece estar creando los fantasmas de su propia mitificación de forma natural.

Finalmente, quiero hacer mención al tema del tiempo, que me parece es la segunda gran búsqueda de esta poesía.

Andrés dijo hace poco, en una ocasión en que estaba rodeado con gente que me parece que el quería mucho. Les dijo: Todos estamos detenidos en el tiempo. Lo sorprendente para mi fue que, por la forma en que lo dijo, parecía creerlo firmemente. Y entonces de pronto sólo se podía descifrar ese instante desde un estado quieto, desde un punto fijo, desde lo que en algún momento yo he llamado en mi propia poesía: una pausa pura. Desde esa mirada (o inquietud) yo me siento muy cercano a la búsqueda de Andrés y valoro su ejercicio, su intento serio y profundo a través de todo su ser, ocupando todo su tiempo en hacer visible eso que algunos llaman la intuición absoluta.

domingo, enero 30, 2011

El Abanico de Seda de Lisa See

La vida ofrece suaves senderos y caminos pedregosos, compañeros de viaje y noches de soledad. Todo para que en algún punto del camino, una tarde, nos demos cuenta que no teníamos toda la información, que nunca somos el todo que creemos ser, el lado real del espejo. Entonces pasa a ser un privilegio el poder mirar serenos desde nuestra esquina el día a día, entendiendo que el otro mira desde la suya y que al final jamás podremos conocer (sin pasar a llevar o trasgredir) sus reales motivaciones, sus sufrimientos ocultos; las totales complejidades de quienes se presentan antes nosotros.

Abanico de Seda permite además, y no sólo ese es su encanto, que uno entre en la cultura China de los pies pequeños, en los dolores, en la conformación y fragilidad de miles de mujeres; en el lenguaje oculto del azar y de las posibilidades en la vida, en las claves del nu shu que permitía a las mujeres escribirse a la distancia y dejar un registro, una huella de sus exteriormente insignificantes vidas.

(Aunque como es descrito este lenguaje femenino secreto, el nu shu, me parece que apenas les puede haber servido, porque no podían ocultarlo a su vez de las mujeres mayores, que muchas veces fueron los reales verdugos de las más jóvenes. Imagino que cada generación debe haber introducido pequeñas modificaciones, claves para que el lenguaje siguiera siendo realmente secreto.)

Se trata de un libro enorme en temas e imágenes, porque muestra en todo su esplendor una cultura que nos puede parecer a ratos imposible, un cuento cruel. Y el relato a su vez se hace cargo del destino, de la madurez (en el sentido de adultez sumada a sabiduría adquirida) que permitía esa forma de vida y se refiere al mismo tiempo al amor impuesto y a veces posible; grabando finalmente en la memoria del lector fotos bellísimas de la cultura China, inmensas escenas que muestran todo el mundo interno sobre el que se afirmó por más de dos milenios esa visión de la realidad que fue la de los pies vendados.

- No puedes oponerte a tu destino -observé-. Estamos predestinados.
- Eso dice mi madre. Sólo me desataba para obligarme a caminar hasta que se me rompieran los huesos y para que pudiera utilizar el orinal. Yo no dejaba de mirar por la celosía. Observaba a los pájaros que pasaban volando. Seguía la trayectoria de las nubes que viajaban por el cielo. Contemplaba la luna y la veía crecer y menguar.

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