sábado, marzo 04, 2017

El silencio (dijo algo) adentro entre paréntesis

Poemas de Tania Favela Bustillo.

En estos poemas hay una voz o dos que van más rápido, que se adelantan; como un pensamiento (o varios) en un segundo plano y que dan forma o completan o reinterpretan. Y es como si el silencio hablara entre paréntesis y aclarara los versos o los transformara. En términos musicales, (una melodía distinta, menos monótona y menos sencilla, pero que suena bien) imagino dos o tres instrumentos (o voces) perfectamente afinados, que logran combinarse en una única melodía; pero uno de ellos avanza más rápido, mientras otro reproduce notas lentas, pausadas, y un tercero se mantiene definiendo la base del ritmo, como un bajo. Y a veces el último acelera y otro se detiene casi a un punto del silencio. Y sin embargo, todos se acompañan y llegan finalmente al oído al mismo tiempo (gracias a un equilibrio con la textura del fondo). Este encuentro entre ritmos (y alturas), este fluir de unos más rápidos que otros (reitero) -que se complementan y unen-, me parece la esencia de estos poemas de Tania Favela Bustillo.

Y pese a estas complejidades que comento, se trata de una poesía que busca captar lo esencial, que canta en voz baja, diciendo, por ejemplo: "como si no pasara nada/ pero todo pasa / un susurro al oído  ─eso es todo  el aliento cálido que entra / el caracol que se estremece". Son cuadros o fotos de pensamientos o sueños, que presentan imágenes rápidas o maneras de ver y sentir, como por ejemplo cuando dice, sobre la vida como una plegaria grácil: "recuerda lo amargo   lo duro   lo quebradizo  ahí ( adentro) / rama suelta   (piensa)  sobre sí misma  plegándose hasta el fondo / ovillándose más  (¿para quién?) /  al fondo la plegaria sigue sonando   esa palabra-bambú  (piensa)".

Pienso en esa rama suelta, en lo delicado. Y me quedan también esas voces ligeras dando vueltas encima del poema. Entonces pienso en sonidos que se acompañan: los tacos de una mujer corriendo por una calle embaldosada y solitaria, mientras desde alguna ventana suena un piano o una radio con una canción triste y un ladrido lejano; o el ruido de la lluvia frente al mar en donde la gente pasa hablando, con las olas estallando y modificando el sentido del agua; o imagino a un poeta leyendo y explicando al mismo tiempo su canto y corrigiendo al instante. Y creo que todo esto sucede en estos versos gracias a un delicado equilibrio (entre el fondo y esta forma distinta, múltiple) que finalmente genera armonía y belleza.

Por Héctor Monsalve V.
Septiembre de 2016 

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